El linaje
En el zen, el linaje es extremadamente importante, y lleva las enseñanzas auténticas del Buddha y los Patriarcas, transmitido por generaciones de maestros y discípulos. Cada linaje tiene su estilo único, pero todos comparten y transmiten la esencia inmutable del Dharma.
La transmisión se lleva a cabo “I shin den shin” (directamente, de mente a mente), sentados en zazen juntos, practicando sesshines juntos, y con las actividades cotidianas de comer, trabajar y estudiar juntos. Al practicar juntos por años y años, una relación íntima y muy estrecha entre maestro y discípulo se desarrolla, lo que hace posible la transmisión. El discípulo se convierte entonces en maestro, y continúa el trabajo de los Patriarcas budistas del linaje, harmonizándose con las circunstancias cambiantes, con el contexto natural y cultural. Al poner las enseñanzas en práctica, cada generación tiene que usar su creatividad para hacer del Dharma algo vivo, y al mismo tiempo transmitir la esencia sin degeneración.
La primera transmisión fue entre el Buddha Shakyamuni y Mahakashyapa en el pico Buitre, cuando el Buddha – frente a toda la sangha – tomó una flor en silencio y Mahakashyapa sonrió. Luego Mahakashyapa recibió el kesa dorado del Buddha y compartieron el mismo asiento. Desde entonces el símbolo de la transmisión es el kesa.
Un linaje zen no puede ser imaginario, inventado, necesitamos practicar con un maestro vivo, cara a cara, siguiendo sus enseñanzas para estar conectados con la experiencia y sabiduría acumulada de 2600 años de práctica.